Se cumplen cuarenta años del «Viernes Negro», aquí las claves que desencadenaron el fin de «la Venezuela saudita»

Valentín Romero
Por Valentín Romero 9 Min de Lectura
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Este sábado 18 de febero se cumplen 40 años de lo que se conoció como el “Viernes Negro” en Venezuela, cuando el entonces presidente Luis Herrera Campíns realizó una de las peores devaluaciones de la moneda venezolana
Foto: Archivo

Este sábado 18 de febero se cumplen 40 años de lo que se conoció como el “Viernes Negro” en Venezuela, cuando el entonces presidente Luis Herrera Campíns realizó una de las peores devaluaciones de la moneda venezolana hasta esa fecha, lo que vendría a marcar el fin de «la Venezuela saudita» y del «ta’ barato, dame dos».

Ese viernes 18 de febrero de 1983 el bolívar pasó de cotizarse a 4,30 por cada dólar, el cual mantenía desde 1964, a 7,50 bolívares por divisa norteamericana, lo que significó una devaluación del 42,66%.

Pero para entender que llevó a esa debacle de la moneda venezolana la BBC Mundo consultó a varios especialistas económicos y políticos, quienes analizaron sus causas y posteriores consecuencias.

EL BOLÍVAR LLEGÓ A SER UNA DE LAS MONEDAS MÁS SÓLIDAS DEL MUNDO

El profesor e historiador venezolano Tomás Straka recordó al medio británico que la moneda venezolana fue una de las más estables del mundo antes de esa fatídica fecha.

«Desde la década de los 30 el bolívar fue una de las monedas más sólidas del mundo y símbolo de la prosperidad venezolana», recordó Straka.

Esta prosperidad convirtió a Venezuela en un país receptor de inmigrantes, algo que ha cambiado al día de hoy.

«El bolívar fue un símbolo de aquello que hizo a Venezuela un país referencia en el siglo XX: el país del ascenso social, de las grandes obras de infraestructura, el país que atraía a inmigrantes de todos lados, que venció al paludismo y casi liquidó al analfabetismo. Esa Venezuela se desvaneció como un espejismo el Viernes Negro«, agregó el miembro de la Academia de la Historia de Venezuela.

CONTROL DE CAMBIO A TRES BANDAS

A partir de ahí se impuso un control de divisas con tres tipos de cambio, mediante el cual el gobierno adjudicaba las monedas extranjeras a los ciudadanos y a las empresas a determinado precio, de acuerdo con el uso que les iban a dar.

La devaluación empobreció, de la noche a la mañana, a los asalariados, jubilados y a todo aquel que tenía sus ahorros en bolívares, que perdieron un 70% de su valor.

La medida también provocó una desaparición de productos, debido al encarecimiento de las importaciones.

«Yo era un niño, pero recuerdo que de repente no había manzanas en los supermercados o que la variedad de juguetes se redujo», agrega el politólogo Guillermo Tell Aveledo, para ilustrar los cambios que se produjeron en el país que hasta entonces vivía un boom de consumo durante el que se acuñó la famosa frase de «ta’ barato, dame dos» y el término de la «Venezuela saudita».

Asimismo, hizo que aquellos que se habían acostumbrado viajar al extranjero, en especial a Miami (Estados Unidos), para vacacionar o ir de compras ya no pudieran hacerlo con la misma frecuencia.

A principios de los 80 unos 400.000 venezolanos (3% de la población en ese momento) iban anualmente al sur de Florida, de acuerdo con cálculos oficiales de la época.

LAS CAUSAS INTERNAS DEL VIERNES NEGRO

La decisión de Herrera Campins se esperaba casi desde que llegó a la presidencia, en marzo de 1979.

«Me toca recibir una economía desajustada y con signos de graves desequilibrios estructurales y de presiones inflacionarias y especulativas que han erosionado alarmantemente a la capacidad adquisitiva de las clases medias y de los innumerables núcleos marginales. ¡Recibo una Venezuela hipotecada!», fue el alarmante diagnóstico que hizo Herrera Campíns el dia que recibió la banda presidencial.

Para el economista José Guerra, la semilla del viernes negro se sembró en el gobierno anterior, liderado por Carlos Andrés Pérez (1974-1979).

En 1976 Pérez ordenó la nacionalización del petróleo, lo que supuso una inyección de recursos para el Estado.

A través de su proyecto de la «Gran Venezuela», se construyeron grandes infraestructuras y enormes complejos industriales estatales, algunos mal planificados y gerenciados.

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También se aumentó el aparato burocrático y el otorgamiento de subsidios a bienes básicos.

«A partir de 1976 se inició un programa de expansión muy grande, gracias a la riqueza súbita que se recibió por la subida de los precios del petróleo, los cuales se duplicaron por el embargo árabe a Occidente», explicó Guerra.

«El Estado comenzó a crecer, pero cuando los precios del petróleo cayeron entonces se recurrió al endeudamiento externo para mantener el ritmo de gasto. En el quinquenio de Pérez la deuda externa se triplicó. Y se generó una situación fiscal muy comprometida«, agregó.

Sin embargo, la época de la vacas gordas no continuó y para 1981 el crudo cotizaba a la baja.

Herrera Campins intentó corregir el rumbo y el gobierno central comenzó a reducir el gasto público durante los años 1979 y 1980.

No obstante, la inflación y el malestar social que provocó el ajuste impidieron que Herrera Campíns continuara sus reformas.

«La gente quería gastar, nadie quería escuchar la palabra austeridad. Eso era porque se creía que la economía seguiría creciendo a pesar de todo», explicó Aveledo.

LAS CAUSAS EXTERNAS

Aunque los errores y malos manejos de los gobiernos venezolanos provocaron la debacle del bolívar, los expertos consultados afirmaron que hubo factores externos que también incidieron en la crisis.

«La decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de elevar las tasas de interés hasta el 20% provocó una salida de capitales, que buscaban mejor rendimiento desde toda la región, incluida Venezuela; y elevó el costo de la deuda. Y para rematar en agosto de 1982 México se declaró insolvente e hizo que toda la deuda latinoamericana fuera caracterizada como peligrosa y que se cerraran las líneas de crédito», enumeró Aveledo.

Se estima que meses antes de la imposición del control de divisas los venezolanos sacaron del país unos US$ 8.000 millones. Las reservas del BCV, por su parte, pasaron de 19.069 millones en 1981 a apenas 4.000 millones en febrero de 1983.

Ese año Venezuela tenía que pagar US$ 16.000 millones por concepto de deuda externa. Esto equivalía al 82% de la exportaciones petroleras de ese año.

«Esta monumental salida de capitales hizo que el BCV no pudiera mantener el tipo de cambio», agregó Guerra.

FIN DE «LA VENEZUELA SAUDITA»

El viernes negro pasó a la historia como el evento más catastrófico de la economía venezolana. Esto a pesar que otros eventos como la crisis financiera de 1994, o la hiperinflación de años recientes han sido peores.

Para Guerra, esto ocurre «porque venías de décadas de estabilidad, de los salarios más altos, la menor inflación y el mayor crecimiento de América Latina. Fue algo traumático».

«La Venezuela saudita se acabó ese día», agregó.

Por su parte, Aveledo considera que ese día se resquebrajó la democracia venezolana. Esto tras recordar que se venía de la dictadura perejimenista, donde muchos empezaron a alegar que se vivía mejor.

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